La implantación del microchip no debe causar mucho dolor a tu mascota. El proceso, que suele realizarse en cachorros y gatitos durante su primeras visitas al veterinario, es rápido y similar a una vacuna. Se coloca bajo la piel, entre los omóplatos o en la parte posterior del cuello, y se hace con una aguja estéril. Algunos animales pueden experimentar una leve incomodidad tras la inyección, pero suele ser leve y corta.